El futuro no es una recta, pero siempre está el mañana

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Siempre me enseñaron que la menor distancia entre dos puntos es una recta. Sea como fuere, el camino del futuro no siempre es recto. Sin embargo, el camino hacia el futuro sí es corto y, al mismo tiempo, infinito

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Mañana siempre será mañana. Suelo bromear con mis hijas pequeñas, cada vez que me piden algo que no puedo darles en ese instante, y les digo: “mañana” y al día siguiente repito la misma palabra al reclamarme sobre lo anterior. Es una broma saludable y, con la misma, intento no generar expectativas ni un exceso de ansiedad en las niñas. Ellas se divierten y ya adoptaron la respuesta cuando les pido algo, del tipo: ”Vayan a acomodar su cuarto”. “¡Mañana, papá!” es la respuesta.

Lo mismo sucede en nuestros negocios. Para algunos, hacer una planificación se vuelve complicado y tiende a seguir siempre los parámetros del presente basado en el histórico creado en el pasado. Es un poco fácil presumir que si ayer un resultado astronómico fue alcanzado, es fácil también repetirlo siempre. O sea, aquí, el mañana es hoy y ningún resultado contrario puede ser aferido sin que rueden algunas cabezas.

Planificación correcta

¿Qué tal tener un poco de “darwinismo” socioeconómico? (si es que algo así pudiera existir) y pensar en el futuro como un gran plan estratégico en vez de pensar en diversos planes creados a lo largo del tiempo? Me explico: planificar el objetivo es fácil. Planificar el comienzo también es fácil. Pero, ¿y planificar el camino que nos llevará al objetivo? ¡Ah! ¡Ahora se complicó! ¿Por qué? Al final, lo más complicado ya fue determinado – el objetivo – y en esa conjuntura evolucionista podemos deducir que diversos caminos podrán ser tomados, o inclusive, diversos caminos tendrán que ser tomados para llegar al objetivo y no siempre estos caminos se repetirán en algoritmos conocidos o, antes, explorados. Tenemos la certeza de que, en cualquier país o sociedad, puede haber cambios de manera no lineal o de forma aleatoria, imprevistos y, a veces, devastadores. Los cambios nos fuerzan a una reevaluación del rumbo y recálculo de los objetivos.

Entonces, un plan estratégico termina siendo más simple de lo que imaginábamos. Determinamos el punto de partida y el objetivo e intentamos trazar el camino más corto. ¡Genial! Pero, si lo tan obvio fuera tan práctico no necesitaríamos mucho esfuerzo para saber que tendremos éxito en la tarea. Pero, cuando hablamos de la vida, de aquella que es verdaderamente divina y cubierta de emociones, de personas, entendemos que no siempre el mañana llega como queremos.

Habla directo y no te arrepientas

Vean un ejemplo de cuánto cuesta afinar las piezas para poder llegar al objetivo común. Nota en el recuadro a continuación la manera de pensar de un nuevo gerente o director o CEO y en la manera de pensar de un consejo o presidente. No es que esto suceda todo el tiempo y en todos los lugares pero, generalmente, sí sucede y las palabras e ideas quedan ocultas, desviando así a todos del camino más corto en dirección al objetivo. Es solamente un ensayo y en caso de que no te guste, llámame “mañana”. No olvides: sólo “mañana”.

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