Perspectivas: por qué se pierden tantos buenos empleados

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En épocas de ofrecimiento de profesionales, con diferentes opciones de capacidades, ¿a qué le das prioridad? ¿Cuánto hay que pagar? ¿Las habilidades? ¿O la profesionalización del equipo ya existente en tu empresa?

Interesante ver cómo, a pesar de un mercado en baja y de algunos países a la vera de la total destrucción económica, las empresas, en su gran mayoría, nacionales o multinacionales, continúan creyendo que los empleados son simples piezas decorativas y substituibles en cualquier momento.

Obviamente que la oferta de buenos profesionales aumentó, y con eso la oportunidad de pagar menos y tener más parece saltar a los ojos. Independientemente de la calidad del profesional que se encuentra a la deriva en el mercado de trabajo y buscando nuevas oportunidades, siempre que la moneda de pago fuera buena, la contratación será de macacos. No te engañes con MBAs, pos-graduaciones o doctorados en áreas distantes del puesto ofrecido. No funcionan. La capacidad intelectual no regula la inestabilidad emocional y así sucesivamente. 

Y si miramos bien, conocedores del mercado están en sus posiciones, tal vez aguardando tu movida y tu real voluntad de crecer en tiempos difíciles. ¿Ya notaste que, generalmente, se opta por una ‘consultoría’ de personas que no son del ramo en vez de elegir adecuar y/o mejorar el pago a los ejecutivos que ya existen en la empresa? Y ahí, cuando uno de esos conocedores del mercado se pone a disposición, una pelea generalizada, velada y secreta ocurre, intentando nivelar para abajo la cualidad y la experiencia que se está intentando contratar.

Siempre avanzando

En nuestro mercado, tenemos la ventaja de convivir con emociones y la desventaja de convivir con emociones en un mismo grado. Escepticismo y pragmatismo no son tan comunes como nos gustaría que fueran. Pero es justamente eso que hace que nuestro mercado sea apasionante. Menos práctico, pero ciertamente vibrante.

Sin embargo, estamos viendo, por fin, que los niños crecieron y hoy padres, maridos y proveedores comienzan a distinguir la necesidad de valorizarse y perseguir objetivos más concretos en términos de carrera. Una investigación del año pasado hecha por LinkedIn mostró que el principal motivo por el cual los buenos profesionales salen de sus empresas es la falta de perspectiva y de oportunidades de avance en la carrera.

¡Si! Eso mismo. Más que valores, más que bienestar, en esa investigación 59% de las personas que cambiaron de empresa afirmaron que el motivo de la salida era porque el nuevo puesto ofrecía una perspectiva de crecimiento en la carrera. ¡No era sólo un aumento de bananas!

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Existen muchas empresas que no ofrecen un plan de continuación de estudios, cursos o perfeccionamiento de sus ejecutivos por pensar: “¿Para qué entrenar o educar a mi empleado sien la primera oportunidad nos va a dejar?”. Recuerda que el empleado va a dejar a tu empresa en el caso de que la misma no ofrezca perspectiva de crecimiento. Y eso significa que un curso, un entrenamiento,es para un empleado una perspectiva de crecimiento y, quien sabe, un reconocimiento —una preparación.

“¡Ah! Pero eso cuesta caro”. Entiendo que esa afirmación debería ser substituida por una indagación: “¡Ah! ¿Pero cuánto me cuesta perder a un ejecutivo?”, “¿Qué he hecho para que la carrera del mismo se destaque? ¿Un nuevo título? ¿Más responsabilidad?”. Aclarar hacia dónde la empresa quiere ir y cuáles son los caminos visualizados para lograrlo es de suma importancia para que la participación de tus ejecutivos sea predominante en ese proceso. Ocultarles la visión del futuro es igual a vendar los ojos de un conductor de ómnibus: desastre asegurado.

En los últimos años vengo oyendo, casi en unísono: “En el ómnibus de la crisis, ¡o eres pasajero o saltas de él y te subes a otro!”. OK, pero¿cuál es la motivación de luchar por una empresa si la misma no da perspectivas de crecimiento y realización profesional? ¿No sería más fácil cambiar de empresa? ¿No sería el caso de considerar un cambio de ramo o actividad? ¿Será que la hora es ésta? ¿Quién sabe no sea hora de emprender e inclusive pasar a ser competencia?

Pensar que tu empresa es la mejor opción sólo por no haber incluido a éste o aquel empleado en tu reducción de personal (o de costos, como les gusta llamarlo) está errado. La crisis pasa. Los buenos ejecutivos también. Y parafraseando a diversos filósofos de bar: después que pasó, pasó. ¡Buena suerte!

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