Una opción política
¿Sigues la moda o eres fiel a tu estilo?
Digamos que en un universo ficticio vivimos todos en armonía y paz, pues todos somos exactamente iguales. Todo igual, absolutamente todo:
– Tenemos la misma religión
– Tenemos el mismo color de piel
– Tenemos el mismo género
– Tenemos los mismos gustos
– Pensamos y actuamos igual.
Pregunta: ¿cuántos instrumentos musicales tocaríamos? Ciertamente sería sólo un modelo de una marca, ¿correcto?. ¿Y quién lo vendería? En realidad, aquí está el truco: no habría una venta, ya que todos tendríamos el mismo instrumento y de la misma marca. El “vendedor”, en teoría, no pasaría de alguien que se quedaría sentado recibiendo el pago.
¿Puedes ver lo que sucede?
Las ventas no son sólo un estado de estar, sino una condición de ser. Es necesario que te guste vender para hacerlo bien. El proceso es envolvente, dinámico, desafiante, perseverante y aterrorizante. En esa intersección de emociones, se vende aquello que nos gusta. Algunos pueden incluso preguntar: ¿es ése el caso de quién vende ataúdes para funerales? ¡Sí! Vender cajones requiere conocimiento y extrema habilidad, dado el momento crítico en que su cliente se encuentra. Los valores a esa altura no son cuestionados y le cabe al vendedor de cajones articular para que el cliente salga satisfecho y él realice su operación comercial.
En la venta no existen paradigmas que no puedan romperse. No existen entrelineas que no puedan revisarse y no existen barreras para la imaginación del vendedor, siempre que estén fundamentadas en la verdad y ética profesional. En la venta, todo es más directo, interactivo, colaborativo y casi siempre amistoso. En la venta se hacen amigos, enemigos, admiradores y, en especial, clientes.
La venta no carga dolor, no odia, no molesta. La venta proporciona solución, euforia, felicidad. Vender no es un arte… es un servicio y nada más. ¿En serio?
Ahora, ¿qué tipo de vendedor eres? ¿El de nuestro universo ficticio o el del mundo real? Aquel que respeta gustos, pero muestra alternativas. El que entiende el motivo de la compra y ofrece complementos. Aquel que se ajusta a las necesidades del cliente, pero nunca al gusto de éste. ¿O eres de los que no venden y apenas espera que la compra se haga? ¿Que cambia de equipo, de religión, de género, de ideología? ¿Que ayer era de un partido político y hoy lo critica? No porque la conciencia así te enseña, sino porque así se vende más. ¡Ah! Entendí… era sólo una opción política.
Reflexiona
Si tú, profesional de ventas, crees que sólo cambiando según las modas o tendencias, sin preocuparte por la esencia de tu cliente y sin capacidad de ofrecer soluciones, vas a durar en esta profesión, piensa de nuevo. Aprovecharte de la falta de creatividad debido al estancamiento de un mercado puede traerte dividendos, pero ciertamente te traerá un final más cercano.
Sé honesto contigo mismo en aceptar tu limitación sin dejar de enaltecer tus cualidades. Sé tú, sé puro, dedicado y haz de los cambios un cóctel de experiencias, mezclando las modas y tendencias y moldeándolas a cada uno de tus clientes. Perfecciona tus técnicas de manera firme y mantén tu esencia, que fue la que atrajo a tus clientes. Enfócate continuamente, pues el fin de una venta es el comienzo de la próxima.
Al final, la confianza y la reputación serán las únicas características de tu historia y de tu legado. Ciertamente no lo será tu opción política.