instrumentos musicales
Cómo comprar tu primera batería
El momento llegó: vas a comprar tu primera batería. ¿Qué debes tener en cuenta? ¡Varias cosas! Encuentra una lista completa de consejos aquí.
Ciertamente has soñado bastante y has sufrido algún tipo de prejuicio antes de llegar al “Día D” de la compra de tu primera batería.
Siendo así, controla la ansiedad y observa algunos aspectos muy importantes antes de la opción definitiva.
En primer lugar, ten en mente que la batería de tu baterista favorito es un modelo “de primera línea”, muchas veces personalizado por especialistas y/o por un luthier muy experimentado.
Así, no es la marca en sí la que determina el modelo. Sí lo son su serie y las características técnicas de la construcción.
Piensa un poco: ¿cómo puede un modelo de U$S 300 tener el mismo sonido y refinamiento técnico de uno de U$S 2.000? Por lo tanto, no es sólo el logotipo en el parche del bombo lo que define la calidad.
Varias marcas tienen una gran línea de modelos y series. Haciendo que esas “distancias técnicas” sean mucho menores en una escala progresiva de valores y beneficios.
U$S 100 no pesan mucho para un funcionamiento de largo plazo, pero marcan una enorme diferencia en la calidad de una batería. Colores y acabados externos pueden ser una trampa fatal en la calidad de tu instrumento. Muchos, al entrar en una tienda, nos deparamos con celuloides carísimos.
¿Celuloides carísimos? Nada. Es puro plástico de 3ª línea. En el primer viaje de la batería, tal vez en su primer show, ya va a quedar toda llena de marcas y luego va a perder el brillo. Más allá de la decoloración de las carcasas.
Los niños que compran baterías con sus padres, sufren con madres poco expertas que, dejándose llevar por el “brillo reluciente”, deciden la compra instantáneamente.
Los tambores deben tener sonido. Debes golpear con el hueso superior de tu dedo anular, en el lateral del casco. Aún con el barullo dentro de la tienda, él debe producir algún tipo de sonido profundo y definido. Si el resultado fuera un “pléc-pléc” próximo al sonido de un pato engripado, huye del “brillo fácil”.
Qué observar
Varios elementos influyen en la calidad final de un tambor. El primero que se debe observar es el borde del casco. Aquí es donde el parche va a brillar y producir un sonido rico y con volumen.
¡No tengas vergüenza! Pide al vendedor que retire uno de los parches y pasa el dedo en toda la circunferencia del borde. ¿Está lisa? ¿O parece una pista de cross llena de pequeñas montañas? Bordes irregulares van a producir un sonido horroroso e indefinido en relación a la afinación.
Aprovecha y mira el tambor por dentro.
¿Está bien lijado y liso? Pasa la mano y siente si existen astillas o imperfecciones. Si aunque esté lijado, deja tu mano toda blanca, significa que no tiene ningún tipo de cera o sellador. Con el tiempo, ese tambor puede estar todo manchado por la acción de la humedad.
Marcas de dedo denuncian la falta de empeño y calidad del fabricante. ¿Comerías en un restaurante cuyo baño está sucio?
Mira también la calidad de los tornillos de fijación de las canoas. ¿Están oxidados? Ups… Muchas veces encuentras el tambor perfecto y sólo el tornillo está con problemas. La culpa es indudablemente del proveedor de fábrica. En ese caso, debe valer mucho la pena para te conviertas en “socio” de los problemas del fabricante.
Nunca confundas manchas con vetas de la madera.
Existen maderas atigradas que, en la composición interna del tambor, crean diseños irregulares no siempre bonitos. Pero eso pasa a ser un problema de la naturaleza.
Aprovecha que el aro está suelto y mira si el mismo tiene un “cierto peso” o si es liviano. ¡Aros muy leves no producen ningún sonido!
Con un poco de paciencia puedes tirar los tornillos de afinación. Así da para sentir el “sonido del aro”. Agárralo con el índice de la mano izquierda, como si quedara colgando. Con el pulgar o el índice de la derecha, golpea el aro como si fuera un instrumento de percusión. ¿Qué sonido produce? ¿“Plec-plec” de nuevo?
Si salió un cierto “tuuum” es buena señal.
Haz lo misma con el parche. Apriétalo con el índice y el pulgar de la mano izquierda bien en la punta. Con el índice o pulgar toca el centro del parche. No puede aparecer un sonido feo y apagado. El parche debe tener profundidad y un timbre más estirado para el grave (bajas frecuencias). Pregunta al vendedor o consulta un catálogo o sitio, y mira si el parche es doble o simple.
En Brasil y en América Latina esto se llama hidráulica. Un juego de esos parches cuesta cerca de U$S 150 o U$S 200. Si tu batería tiene parches de pésima calidad, lo barato saldrá caro más adelante.
¡Atención! No es el hecho de ser doble o simple lo que determina la calidad del parche. Aquí debes confiar en los dedos y en los oídos. En tu “test de parche de emergencia”.
Y ya que estamos viendo los parches, échale un buen vistazo al bombo y mira, o pregunta al vendedor, si el parche viene con anillo cobertor. Pide para tocar y sentir el sonido, así como el funcionamiento.
Si parece medio “flojo”, intenta mirarlo de cerca sintiendo si las piezas son firmes y los rodamientos blandos. Es crucial saber si tiene regulación del ángulo del golpeador.
Existen pedales simples y baratos sin ninguna regulación, pero muy bien construidos y previamente regulados de forma correcta. Otros, sin embargo, son pésimos e imposibles de tocar.
Échale una ojeada a la máquina del hi hat. Si tiene regulación mejor. Mira si la mariposa de la presilla del plato superior es ergonómica y no te lastima la mano cuando la aprietas.
¡Peligro! Tienes que estar atento a los soportes de los platillos. Existen modelos enormes y exagerados. Asimismo, construidos con material de tercera categoría incluyendo “remaches” y piezas pegadas. A los padres (que compran un batería para sus hijos) les resulta atractivo el cromo y la “robustez” del estante.
Pero de nada sirve una base enorme con una puntera minúscula y con la rosca “comiendo” tu platillo. La calidad de la puntera, incluyendo fieltro y/o piezas especiales inyectadas, más allá de la regulación del ángulo, son el punto crítico de muchos soportes. ¡Ojo!
Vamos a hacer un cálculo rápido: ¿la batería viene con 1 o 2 estantes? Puede ser que estés frente a un buen kit ya decidido. Pero con un estante sólo, eso va a exigir una inversión extra. Generando un gasto, que sumado al precio final, no valga la pena. Un estante extra, va a costar entre U$S 50 e U$S 70 (valores brasileños pasados a dólar) como mínimo.
Opta siempre por soportes de caja con sistema “joint-ball” o de presión. Es lo que hace que el sistema con muescas sea malo. Existen modelos excelentes.
Pero en kits más baratos, ese sistema acostumbra ser muy frágil y con ángulos descalibrados.
Si el redoblante es de piso, haz una regulación en los pies. Observando si el funcionamiento es suave, firme y ergonómico. Más allá de la altura en sí. Si eres de tamaño corporal grande y los pies son muy pequeños, en el futuro tu técnica estará comprometida.
Ahora mira la batería de frente. ¿Los pies del bombo son del tipo telescópico? ¿El sistema de regulación del ángulo de los tom-toms es de tubo fijo o joint-ball? Los dos sistemas funcionan bien. Sin embargo, mal construidos, traen problemas clásicos. El del tubo balanza en la unión del tubo mayor con el regulador de ángulo, si la taza del tom-tom no es firme, el conjunto como un todo va a balancearse y hacer ruido. Si el sistema fuera “de bola”, mira si es flojo y si realmente traba los tom-toms.
Mira también si existe una memoria en el tubo central que sale del bombo.
Finalizando, vamos a mirar la caja con atención. Cajas buenas suelen costar más caras que un kit simple completo. No existen milagros. Un buen automático, aros die-cast, maderas 100% seleccionadas y otros elementos, encarecen el producto. Pero, vamos a ver si tu futura caja se aproxima de una top. ¿Es de madera o de metal? En el caso de la segunda opción, golpea en el lateral del casco y siente el sonido producido. Si fue algo como una “lata de leche”, escapa. Nunca va a sonar bien. Si parece más profunda, puede ser una buena opción. Siente el peso de la caja en tus manos, si fuera muy leve desconfía.
Prueba el automático del “snare wire” varias veces. No tengas vergüenza. Acciónalo y desactívalo sintiendo el funcionamiento básico del equipamiento.
Si la caja fuera de madera, repite los mismos procedimientos, observando el rebaje del snare wire.
Pasa el dedo meñique por el fino nylon que prende el snare wire en el conjunto del automático.
Allí debe existir un “hueco” que es donde el snare wire se va a asentar. Si no tiene la caja, no funcionará nunca.
Un vendedor puede dar una “afinada” para que sientas el sonido.
¡Atención! Las baterías no vienen con platillos y banco. Existen promociones conjugadas. Pero debes estar muy atento a la calidad de los productos ofrecidos.
Un banco malo puede complicar tu salud y hasta tu seguridad en el caso de quiebre.
Existen casos de accidentes muy serios.
Los platillos malos le hacen un mal tremendo a la música. Entonces, amigo, quien va a sufrir somos nosotros: ¡tus futuros oyentes!
*Autor: Mauricio Leite, uno de los bateristas brasileños más populares, es profesional desde 1990, actuando en shows, grabaciones, producciones y en el sector didáctico; realiza clínicas y presentaciones por todo el país y es responsable del desarrollo del proyecto “Nagano Drums” junto con la marca Tagima.