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Criaturas del fondo del pozo

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Vamos a encarar a los monstruos de una vez con estos comentarios esenciales que ofrecen los mejores consejos para pasar por la retracción de la economía en determinados países

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Es el inicio del otoño por debajo de la línea del Ecuador y los recuerdos de un verano asustador en la economía de varios países mal se borran cuando tenemos más y más sorpresas: reclamos en las calles exigen una actitud inmediata de los gobiernos, que parecen congelados delante de la desobediencia de la clase política. La economía se encoge al encarar al dragón feroz que consume las cuentas públicas, incentiva la corrupción y a pasos grandes amplía, cada vez más, la tan hablada deuda interna.

Los gobiernos gastan mucho, y gastan mal. Los banqueros contabilizan lucros astronómicos. La economía es rehén de especuladores que nos maltratan pulverizando gases de inseguridad y desconfianza. Pero aún respiramos.

Mientras que incluso los aliados de los desgobernados países suplican por un caballero que nos muestre la mejor manera de contraatacar, quedamos a la merced de las criaturas del fondo del pozo que aún nos esperan y (casi con una certeza absoluta) saben que pronto llegaremos allí.

Solamente aquellos que realmente creen en leyendas e historias imposibles podrían soportar tanta variación de todo lo que se refiere a la supervivencia. Y en nuestro mercado nada es diferente. Excepto la desesperación, fruto del amateurismo reinante, y de las actitudes impensadas que no visualizan el horizonte que se dibuja, somos iguales a todos los otros mercados.

¿Y qué podemos aprender cuando observamos las similitudes y diferencias que tenemos en relación a otros mercados? Priorizar algunas acciones puede prepararnos para un realineamiento de estrategias en el que los cambios serán mantenidos y practicados con afinco en la post crisis.

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¿Listo para enfrentar a las criaturas?

– Reducción del costo operativo:

Al contrario de algunas empresas que aprovechan la crisis como excusa para ‘limpiar’ la estructura de colaboradores, necesitamos entender que la economía generada podrá, mañana, limitar o, al menos, desacelerar el crecimiento ni bien se encuentre una normalidad.

Crisis son buenas pues nos obligan a rever los costos generales de la actividad y así permiten que acciones de economía sean implantadas. Lo fundamental es que las acciones se vuelvan sustentables y los cortes aplicados no se vuelvan villanos en el futuro. Piensa bien antes de ejecutar una reducción de costo más allá de lo necesario. Eso puede costarte mucho después. Un error común aquí es operacionalizar la reducción en las personas que hacen la rueda girar. De nada sirve tener diez personas gritando y sólo dos remando. Analiza con cuidado y aplica los cambios con convicción y determinación. Al mercado no le gustan las medias verdades.

– Reducción de los gastos:

¡Cancela ahora mismo todos los viajes programados! El departamento comercial no va a ningún otro lugar. Los gastos son altos por demás. OK, hay un fundamento si el propósito de los viajes es sólo cordialidad o formalidad. Viajes y gastos generales con clientes deben ser evaluados en función de su efectividad y de su retorno.

Usando un punto de vista diferente, puedo decir que si un vendedor de una tienda minorista va a visitar un estudio, u otro cliente cualquier, será la consecuencia de esa visita que podrá ser usada para medir si la misma debe ser considerada como gasto o inversión de retorno rápido. Pocos en nuestro mercado estudian a fondo el nivel de la tasa ROI (Return Over Investment) y, por eso, muchas veces, inversiones y acciones son confundidos con gastos. Debemos tener cuidado con este análisis para no limitar ni promover una inseguridad de mercado mayor que la realidad dentro de las empresas.

En la misma línea, acciones de puntos de venta en las que no haya reciprocidad (generalmente practicada por medio de compras) son inútiles. ¿De qué sirve promover o anunciar lo que no tenemos para entregar? En fin, examina lo que va a traer retorno a corto, mediano y largo plazo. El momento es propicio para firmar sociedades de largo plazo y eso debe ser considerado en lo que respecta a los posibles gastos que una alianza estratégica pueda traer en el futuro.

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– Reducción de condiciones comerciales:

Intentar castigar a tu cliente por una crisis general no siempre es lo más recomendado para hacer. Crear reglas austeras que signifiquen una pérdida en las condiciones comerciales adquiridas por éste o aquel grupo de clientes también no sería un camino a seguir, pues puede ser muy mal interpretado. Los mercados no lidian bien con actitudes unilaterales (sea de cual parte suceda).

Los mercados serios prefieren la transparencia y la consulta previa sobre posibles consecuencias de las acciones restrictivas que serán aplicadas. De esa manera, cada empresa sabe cuál es su grupo de clientes más importante y cómo explicar actitudes de mayor austeridad financiera o control de riesgo, así como reducciones de plazos de pagos o limitación del crédito. Esto siempre viene para proteger ambos lados y debe ser tratado con mucha seriedad. Proteger clientes es tan fundamental como proteger a la empresa.

Utiliza todas las herramientas disponibles para explicar de manera clara y simple los cambios y el motivo de los mismos a tus clientes más importantes. Estoy seguro de que ellos entenderán y ayudarán en el proceso. Una empresa que no habla con el mercado acaba sin ser oída por el mismo.

– El monstruo del día a día:

En tiempos de dificultad, muchos pueden decir que la planificación está errada. No se deben hacer planes y que explote la estrategia. Al final: ¡tenemos que sobrevivir! ¡Después pensamos en planes!

Una vez más eso es parcialmente correcto bajo determinado punto de vista. ¡Pero los planes no son acciones! Es imperativo que se note que el plan no es nada más que un diseño de dónde estamos y adónde queremos llegar, y cómo queremos llegar, y cuándo queremos llegar.

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No hay necesidad de rever planes, pero sí de rever las tácticas a ser aplicadas para ejecutar el plan. Bajo esa óptica es posible entender que el monstruo del día a día debe ser combatido con mayor ferocidad y constancia, pues él se volvió el mayor enemigo. Cuanto más se conquista en el día a día, mayor es el sentimiento de motivación y de que la lucha puede ser vencida.

Deja el plan de lado (por más ambicioso que sea) y concéntrate en la creación de tácticas diferentes y más efectivas. Piensa en nuevos segmentos de mercado, nuevos nichos, mayor pulverización o condensación, mejor performance, otro lugar, mejores precios, en fin, sólo cambia el plan en caso de que el mismo se aplique más a la reali-dad futura, y no a la del día a día.

Es eso. Espero que cuando estés leyendo este artículo, el texto ya se haya vuelto ob-soleto y que estemos todos en la antigua normalidad, con cambios y compromisos firmados, sellados y abiertos.

¡Hasta pronto!

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