No dejes que el dólar alto perjudique tu bolsillo
Con la variación del dólar en varios países llegan los problemas, no sólo para nuestras empresas sino también para nosotros como individuos. ¡Organización es la palabra clave!
Todos los días nos deparamos con noticias sobre la operación del dólar, con caídas y, últimamente, altas. Aunque parezca asunto de economistas y algo distante a nuestro cotidiano, el hecho es que las oscilaciones de la moneda afectan – y mucho – la vida común de cada individuo. Además de interferir en la bolsa de valores y en las grandes empresas, el dólar alto impacta directamente en la inflación y, consecuentemente, provoca el aumento en el precio de los productos, sobretodo los importados y los que tienen insumos comprados en el exterior.
¿Qué hacer?
La respuesta a esa pregunta puede estar en una única palabra: ¡planificación! El hecho es que los productos afectados por el dólar se vuelven más caros, pero muchos de ellos son indispensables en nuestra vida y no dejarán de estar en nuestra casa. Personas con rentas fijas y con cierto poder adquisitivo no van a dejar de consumir productos agrícolas como el tomate, cuyos precios tienden a subir por causa de la importación de fertilizantes, o carne, que debe tener menos oferta interna debido al aumento de la exportación, también haciéndose más cara.
Con el alta del precio de productos básicos, lo ideal es dedicar una parcela mayor del presupuesto a las compras rutinarias en el supermercado o entonces eliminar otros ítems menos fundamentales. Independientemente de altas o bajas en los precios, otra medida imprescindible es la búsqueda por lo más barato, al final todos nosotros ya nos deparamos con la misma cosa a valores muy diferentes en lugares próximos. Otro consejo útil es comprar en un mayorista, obviamente, cuando los productos pudiesen ser almacenados por más tiempo.
¡Organícese!
Ya que gastos como impuestos, matrículas y material escolar son impostergables, es indispensable que sea hecha una programación desde el primero mes del año. Muchas veces, simples medidas nos traen consecuencias inmensamente benéficas y garantizan un año mucho más tranquilo para el bolsillo. En la compra de un automóvil, por ejemplo, es muy común que las personas hagan cuentas con base apenas en las cuotas y en el seguro, y se olviden de impuestos, combustible, lavado, estacionamiento, revisión, mecánico, entre otros. Ciertamente, esos compromisos son responsables por casi medio automóvil cero kilómetro a cada año.
Nunca está demás dedicar algunos minutos para hacer cuentas y colocar por escrito cuánto por ciento del salario será destinado a las cuotas de la tarjeta de crédito o a los impuestos. De esta forma, el consumidor ya impone un límite a los próximos gastos y pasa a saber qué es posible o no de ser realizado.
Haz los cálculos, anota detalladamente todos los gastos y ve cuán más caras se hicieron tus compras en los últimos meses o incluso semanas. De esa forma, será posible dimensionar los costos y evitar que los nuevos gastos interfieran con el pago de cuentas, la reserva de dinero y las actividades de ocio.
* Por Dora Ramos es educadora financiera y directora de Fharos Contabilidade & Gestão Empresarial.
[ot-video]
[/ot-video]