EDITORIAL: Abriendo los ojos

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“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?”, Jesús (Lucas 6, 41-42)

Por Daniel Neves

Ya pasando nueve meses de este año, el panorama que esperábamos y pronosticábamos sobre lo que pasaría en este 2012 fue tomando forma. ¿Alentador o desalentador? ¿Positivo o negativo?

El mundo está tomando una nueva forma, un nuevo sentido, un rumbo que puede ser bueno o malo. Depende mucho de nuestras actitudes, de la mentalidad que el ser humano adopte, y de las buenas – o malas – intenciones en cada uno de nuestros proyectos y pensamientos.

Los mercados reaccionaron de todos los modos posibles en cada país, en cada continente, dando todos los “manotazos de ahogado” posibles para salir o hacer frente a las diversas crisis, o incluso tratar de resultar lo menos afectados posible de la situación que se desencadenó desde Estados Unidos y Europa, y se expandió en mayor o menor medida por todo el mundo.

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España aún continúa en la lucha, y aquí, en América Latina se viven diferentes realidades. Algunos países no mostraron el crecimiento que se esperaba, otros están estables, y otros siguen encarando las fluctuaciones de las divisas, de las compras y ventas, de las exportaciones, de las opiniones.

¿Cuál es la fórmula mágica? ¿La fórmula para que los gobiernos y los poderosos dejen de llenar sus bolsillos ambiciosos, dejen de pensar sólo en ellos y de arruinarle la vida a los pueblos, los mercados y las industrias, que son los que mueven al país? ¿Qué tiene que pasar para que dejen de criticarse, para que se unan, para hacer una retrospectiva sobre los propios errores, y luchen todos por un mismo fin?

No tengo la respuesta, pero sí pienso – o quiero pensar – que en algún punto las generaciones futuras se cansarán de esta situación, del pensamiento individualista, y comenzarán a pelear por ideales y prácticas que hagan realidad la idea de “un mundo mejor”. Más allá de la política, de lo económico, sino pensando más en el lado humanitario, educativo, social, de las acciones en grupo, preocupándose más por el prójimo, dejando el egoísmo y las malas energías de lado, sin mirar la paja en el ojo ajeno.

Esa idea con la que crecimos en mente, con la que nuestros padres también soñaban. Esa idea que queremos que se concrete para crear un futuro mejor en cada aspecto de la vida, profesional y personal. ¿Es esto una utopía? Tal vez, pero sólo depende de nuestras ganas y granito de arena para ayudarnos entre todos y salir adelante. Al fin y al cabo, el sector no sólo debe pensar en generar ganancias, sino también en la responsabilidad de promover y mantener la cultura a través de la música.

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