La virtud del compromiso
La virtud del compromiso
Todo ser humano necesita reconocimiento, ya sea de carácter material o moral.
Uno de los principales desafíos de los líderes empresariales de hoy es el de obtener el compromiso de sus empleados con la organización. Individuos y equipos comprometidos traen muchos beneficios. Sirven como palanca a nuevos negocios, mejoran los resultados de la organización, aumentan la satisfacción de clientes y proveedores. Así se genera un círculo virtuoso de prosperidad y satisfacción que conduce a la gente a enorgullecerse de la empresa a las cual pertenece.
Existen dos pilares básicos para el compromiso: la confianza y la motivación. No es posible combinar el compromiso con la desconfianza; un empleado que no confía en su líder ni en su empresa jamás se comprometerá con ésta. Por otro lado, tampoco se logra que una persona desmotivada se comprometa. Esos dos ingredientes -confianza y motivación- van a generar un verdadero compromiso con la organización.
La confianza remite a un ambiente propicio para la colaboración, en el que las reglas deben ser claras y justas, incentivando la innovación y la tolerancia al error. No hay forma de establecer confianza en aquellas organizaciones que imponen la cultura del miedo. Los colaboradores necesitan estar cómodos para plantear sus ideas y cuestionamientos sin temor a un castigo por parte de su organización. Se sabe que en aquellos países en donde impera la desconfianza, se hace más difícil crear ese ambiente de confianza ya que la gente tiene preconceptos enormes y está siempre propensa a desconfiar.
La confianza, por sí sola, no es suficiente para motivar a la gente y mucho menos comprometerla con la empresa. Es necesario promover políticas de reconocimiento. Todo ser humano necesita reconocimiento, ya sea de carácter material o moral. La motivación depende directamente de la confianza y del reconocimiento que la empresa les da a sus empleados.
Muchas veces creemos que la solución para motivar a la gente está en algo o alguien de fuera de la organización. Promovemos entrenamientos y conferencias, implantamos sofisticados sistemas de información y comunicación, pero olvidamos mirar dentro de la organización. Esas acciones sirven mucho más como un complemento motivacional y pueden considerarse hasta superficiales cuando las comparamos con valores profundos e intrínsecos. Una persona que trabaja en un ambiente confiable y que es reconocida tanto por sus superiores como por sus colegas esta siempre lista para defender los intereses de la empresa. Y, además experimentará una motivación tan plena y verdadera que sentirá orgullo de formar parte de esa organización.
Cabe aquí una reflexión: ¿es que sentimos orgullo de la empresa en la que estamos insertos? ¿O, estamos comprometidos con ella? No importa si usted es el presidente o está primero en el nivel jerárquico, no importa lo que usted haga o en que área actúe. Lo que realmente importa es que sólo por medio de la confianza y de la motivación, usted se sentirá comprometido con su empresa.
Nadie se compromete si no confía. Nadie se compromete sino está motivado. En ese sentido, se cree que la gran tarea del líder es primeramente lograr él mismo, ser digno de confianza y, a partir de ese momento, construir una empresa en la que todos se sientan motivados y comprometidos con sus objetivos. No existe un activo mayor para una organización que el compromiso de sus colaboradores. Las empresas que alcanzan tal objetivo progresan rápidamente y son aptas para enfrentar cualquier tipo de dificultad que pueda surgir.
Finalmente, en tiempos de crisis, la virtud del compromiso se vuelve aún más importante para el éxito de cualquier negocio.