Los colores del viento de mano de Antonio Gómez
En esta edición entrevistamos al luthier de instrumentos de viento Antonio Gómez, un joven venezolano con predilección por la flauta.
Con una curiosidad natural desde que era niño por saber cómo estaban hechos los juguetes, cómo funcionaban y el por qué, Antonio pronto llevó estas inquietudes a los instrumentos musicales.
Aunque desde pequeño se mostró interesado por la música, no fue hasta los 16 años que tuvo la oportunidad de entrar formalmente a este mundo, llegando al Instituto Universitario de Estudios Musicales donde comienza a educarse formalmente, al tiempo que combina sus estudios de música de forma autodidacta.“Me interesaba entender mi instrumento desde todas sus perspectivas, por qué era de esa forma, cómo era antes, su historia, sus ejecutantes y sus constructores, así que fui investigando y viendo cómo se hacía. Una cosa llevó a otra, una información me llevaba a otra y terminé interesando en la construcción de instrumentos musicales”, cuenta.
Hablando sobre su labor, Antonio explica que principalmente es técnico de instrumentos musicales de viento, comercialmente conocido como Luthier de Viento, y su trabajo consiste en cumplir varias tareas tales como: diagnosticar el instrumento, realizar trabajos de mantenimiento del tipo preventivo, ligero, medio o completo, fabricar partes de los instrumentos, restaurar, modificar funcional y/o estéticamente partes o el instrumento entero, hacer evaluaciones/mejoras acústicas, entre otras tareas, donde el objetivo es hacer que el instrumento quede funcionando de manera óptima, en el mejor de los casos (siempre y cuando la situación y el instrumento lo permitan) igual o casi de fábrica.
A la hora de realizar una nueva flauta, Gómez toma en cuenta principalmente las di-mensiones en sí, describiendo que el material queda en segundo plano, explicando que si las medidas no son correctas, aunque se usen los mejores materiales el resultado será catastrófico.
El luthier está actualmente trabajando en el diseño de una flauta barroca, y sobre los puntos elementales para abordar esta tarea explica que es importante investigar cómo eran las flautas de esa época, sus diferentes modelos y por qué, así como estudiar los planos (si se tienen) para estar bien claro con las dimensiones y hacer la selección del material más adecuado para el proyecto de construcción. En el caso de que no se tengan planos, se debe buscar la forma de que alguien aporte su instrumento para que se le hagan la toma de las dimensiones, ya que lo importante es medir bien y tener buena precisión en ese paso.
Las diferencias sonoras de la flauta barroca
Antonio destacó que debido a las dimensiones y características físicas de materiales empleados en este tipo de flautas, las mismas tienen un tipo de sonido bastante particular, y la sensación al ser tocadas es también notable. Por mencionar algunas de estas diferencias, cuenta que las flautas modernas estándar no pueden hacer tan fácilmente una técnica llamada “glissando” que es un efecto sonoro donde uno va variando de a poco la frecuencia (Hz) de una nota hasta hacerla llegar a otra nota. Esta técnica en la flauta barroca tradicional al no poseer llaves (realmente sólo posee una llave que es la que permite ventilar notas y poder hacer escalas cromáticas), permite cubrir o descubrir un agujero gradualmente de arriba hacia abajo (viceversa) o de izquierda a derecha (viceversa). La flauta moderna estándar al poseer llaves se ve limitada con esa técnica ya que uno no cubre directamente los agujeros sino es, junto con el mecanismo de la flauta y unas almohadillas que se le conocen en Venezuela como zapatillas, la manera de tapar esos agujeros.
Otro aspecto importante a mencionar es la potencia. Las flautas actuales tienen como ventaja, debido a su diseño, una potencia sonora muy notable y ni hablar de su registro. La tesitura de una flauta barroca es más o menos limitada y algo compleja de hacer. “Aquí hay dos puntos en uno, porque mientras que en la flauta barroca uno debe literalmente adiestrar muy bien la técnica para poder alcanzar las notas ágil y afinadamente, en una flauta moderna esto no es tan complicado. Otro aspecto es el timbre de la flauta barroca. Dependiendo de la flauta tiende a ser dulce, tenue, áspero, flexible”, detalló
También profesor y músico
Además de desempeñarse como luthier de instrumentos de viento, Antonio Gómez también imparte clases particulares y en diferentes instituciones de enseñanza musical. Actualmente da clases en la “Orquesta Típica Infantil y Juvenil Caracas” que recibe alumnos desde los seis años en adelante. También da clases al grupo femenino de música Kotekitai en la Soka Gakkai Internacional de Venezuela. En la OTIJC da formación de instrumentos de viento en la especialidad de flauta dulce avanzada y flauta traversa, aunque en ocasiones se encarga de otros instrumentos o talleres de secciones. En la SGIV esencialmente se encarga de las clases de pífano (un flautín) y ensamblaje del repertorio para las presentaciones de las chicas.
Entre sus múltiples actividades musicales, Antonio es miembro de la banda de rock sinfónico Séptima Carta desde 2014, sonde principalmente toca la flauta traversa, aunque dependiendo de la propuesta del repertorio también toca otros instrumentos como las flautas dulces, el acordeón y en pocas ocasiones el clarinete, además de hacer apoyo en los coros.
“En este momento, si bien es cierto que en Venezuela hay otras prioridades más que un instrumento, es una realidad que los músicos y aspirantes a músico estamos siendo golpeados por un movimiento económico y social muy fuerte y de cierta manera me preocupa porque el futuro o las ganas que tiene un aspirante de entrar en la música profesionalmente se ven derrumbadas. Pienso que de alguna forma hay que tratar de desarrollar emprendimientos o apoyar emprendimientos que puedan tomar esos sueños y volverlos realidad”, finalizó Antonio.