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Nina Hurtado, entre las raíces y la música

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Con la música como parte de su filosofía de vida, Nina Hurtado, músico con un doctorado en música aborigen y una gran colección de instrumentos indígenas, nos habla sobre su proyecto “Escuelas con propósito NILO”

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Su pasión por la educación musical fue sembrada desde su niñez en mente y espíritu por su padre. Confesando que decidió vivirla siempre con pasión, a través de la pedagogía a generaciones muy jóvenes y adultas, como ejecutante de instrumentos de cuerdas (cuatro, guitarra y mandolina), como directora de coros polifónicos y estudiantinas, además de investigadora de campo.

En cuanto si considera importante la educación musical en la vida de las personas, Nina contestó con un gran SÍ, explicando que la educación musical tiene el poder de influir en el desarrollo psicomotor, cognitivo y emocional del ser humano. Con todos estos importantes beneficios, el amor por la música de Nina la llevó más allá, impulsándola a crear las Escuelas con Propósito NILO.

Se trata de un conjunto de escuelas-campamentos turísticos (autónomas) con un área aproximada de 2.000 metros cuadrados, una propuesta orgánica con pertinencia cultural, pionera en su concepción, que evidencia una relación armónica entre la naturaleza, prácticas ecológicas y contemporaneidad para las familias indígenas Warao en condiciones de vulnerabilidad. Esta peculiar instalación autosustentable cuenta con siete cabañas donde podrán alojarse turistas provenientes de cualquier parte del mundo, quienes disfrutarán del ecoturismo en su máxima expresión.

Sus beneficiarios serán 107 familias de aproximadamente 412 personas, de las comunidades indígenas Warao: Dijarukabanoko, Jokore, Boca de Joanakasi, Atoibo, Ajuanaburu y Bebeina, quienes recibirán talleres de formación en cinco áreas principalmente: finanzas/inteligencia financiera, desarrollo humano/inteligencia emocional, ecología y conservación, tecnología e información y artes, segmento donde entra la música.

El líder y docente Antonio Blanco de la comunidad Warao Dijarukabanoko es amigo y aliado de Nina desde hace más de 12 años. “Con él, he compartido diversos espacios formativos en donde hemos intercambiado experiencias y en donde la interculturalidad en doble vía ha sido posible. Asimismo con esta comunidad ya hemos realizado investigaciones de campo en el área etnomusicológica (estudio de su música vocal e instrumental), lo cual ha sido compartido con organismos e instituciones abocadas a la cultura en Venezuela”, contó Nina.

¿Cómo fue el proceso de investigación en el área de etnomusicología y qué resultados arrojaron? 

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Nina en uno de sus viajes

“Este proceso de investigación empezó en 1996 cuando, viviendo en el estado Amazonas, empecé a viajar hacia el interior del mismo, encontrándome con una diversidad pluricultural y multiétnica a nivel musical, tanto vocal como instrumental. Durante 10 años me dediqué a la investigación de aproximadamente 117 instrumentos musicales indígenas en el Amazonas venezolano en tan sólo 10 pueblos indígenas que conviven en un mismo Estado (Piaroa, Jivi, Yekuana, Curripaco, Baniva, Baré, Piapoco, Warekena y Puinabe). Visité un sinnúmero de comunidades indígenas entrevistando y socializando principalmente con músicos (ejecutantes y/o fabricantes de instrumentos musicales), shamanes y docentes, quienes compartieron conmigo sus invaluables conocimientos, sentimientos y vivencias. El resultado de esta investigación se encuentra disponible en formato multimedia bajo el título “Instrumentos musicales indígenas del Amazonas venezolano”, presentado como trabajo final para titularme como Magister Scientiarun en Musicología Latinoamericana en la Universidad Central de Venezuela, trabajo que ganó el Premio Municipal de Música en la categoría “Investigación musical” en 2008. Posteriormente, durante los siguientes cinco años, me aboqué a investigar la música del pueblo indígena Warao de los estados Delta Amacuro, Monagas y Sucre, y seguidamente con los Wayuu, en el estado Zulia, pueblo indígena Kariña en los estados Anzoátegui, Monagas, Bolívar y Sucre y el grupo Pemón en el estado Bolívar. Cada viaje ha representado el encuentro con la sonoridad y la particularidad de un instrumento musical que habla de la vida, creencias, función social, misticidad, espiritualidad de cada cultura indígena”.

Tienes una amplia colección de instrumentos musicales indígenas. ¿Cómo iniciaste esta colección?
“Sí, tengo más de 150 instrumentos musicales indígenas de Venezuela, una rica diversidad de aerófonos, idiófonos, membranófonos y cordófonos. ¡Podría asegurar tener la colección privada más grande de toda Venezuela! Empecé a realizar investigaciones de campo desde mis 20 años de edad, pudiendo recolectar instrumentos musicales indígenas de los estados Amazonas (Etnias Jivi, Piaroa, Yekuana, Curripaco, Warekena, Puinave, Piapoco, Baniva), Anzoátegui (Etnia Kariña), Delta Amacuro, Monagas y Sucre (Etnia Warao), Zulia (Etnia Wayuu) y Bolívar (Etnia Pemón). El primer instrumento que tuve fue una maraca Hiwi del estado de Amazonas, llamada en su idioma materno tsiitsiito. Desde la primera vez que escuché tocar una flauta indígena en una plaza de Puerto Ayacucho- Amazonas, sentí una profunda curiosidad por saber más. Quizás a partir de ese momento empezó mi conexión con mis ancestros a través de la música, una pasión inexplicable por saber más y más y desde entonces es una de mis más fascinantes fuentes de energía”.

Con una colección de instrumentos tan amplia, ¿la has prestado a museos dentro del país?
“Sí, al Museo Etnológico de Amazonas (Puerto Ayacucho- capital del Estado), Colección etnográfica del antiguo FUNDEF (Fundación de Etnomusicología y Folklore) y Colección de la antigua DAI (Dirección de Asuntos Indígenas) del Ministerio de Educación. Asimismo contribuí en la ampliación de cada una de estas colecciones con instrumentos musicales traídos de cada lugar visitado durante mis investigaciones in situ”.

Algunos de los instrumentos

¿Has prestado o expuesto tu colección en el exterior?
“Aún no, es un sueño por cumplir. Sería una gran ventana para que el resto del mundo pueda deleitarse con nuestra diversidad etnomusicológica, exclusiva y única de Venezuela. Pongo a disposición mi colección privada de más de 150 instrumentos musicales indígenas de Venezuela para que pueda ser conocida sólo por aquellos que puedan valorarla y respetarla dentro y fuera de nuestras fronteras, ofreciendo una aproximación a una de las más preciadas artes de mi país: su música”.

¿Cómo ves la educación musical en Venezuela y cómo podría ser mejorada?
“Al igual que toda la educación en nuestro país, demanda cambios desde las bases del sistema escolar, que vayan en concordancia con las necesidades, aspiraciones, inquietudes y expectativas de quienes la reciben, lo cual también comporta que quienes ejercen la pedagogía se preparen para entender y hacer crecer a quienes la reciben. En consecuencia, también los pensum de universidades e institutos que egresan a estos profesionales no escapan de la urgente labor de crear nuevos diseños y programas adaptados a estudiantes del siglo XXI. Desde luego, mucho mejor sería si a quienes les corresponde tan importante función en las escuelas fuesen bien remunerados y estimulados para querer prepararse cada vez mejor en atención a las nuevas generaciones, que día a día evidencian un nivel de evolución superior a la que les antecede”.

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