Organismos y organizaciones

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Organismos y organizaciones: El comprender como funcionan los mecanismos de una empresa y, sobre todo, la interdependencia entre ellos, es el gran desafío del  gestor moderno

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Houaiss define organismo como un cuerpo constituido por órganos u otras estructuras que interactúan fisiológicamente, ejecutando los distintos procesos necesarios para la vida. Y define organización como una estructura, una interrelación  regular de las partes que constituyen un ser vivo. Por lo tanto, queda claro que organización y organismo son conceptos que se sobreponen y se complementan al mismo tempo.

El modelo de organización predominante durante las décadas de 1940 y 1950 era burocrático; una estructura altamente jerarquizada que colocaba a las personas en papeles restringidos y en la cual sólo podían comunicarse con aquellos que estuviesen un nivel por encima o por debajo de su posición. Con el paso de los años,  algunas empresas se volvieron más flexibles y permitieron la interacción de sus empleados con personas de otras organizaciones, aunque del mismo nivel jerárquico.

Esa visión antigua de la organización, definida como una reunión de procesos que podían aislarse y tratarse individualmente sin perjuicio para el todo, terminó. Hasta la década de 1990, era común ese pensamiento lineal, en el que se dividía al máximo todo el proceso organizacional, con el objetivo de buscar una mayor eficiencia para cada parte. Se esperaba que, al resolverse las partes, el  todo también se resolvería. Multiplicidad de tentativas se realizaron, especialmente con la reingeniería, pero la gran mayoría fue un fracaso.

El principal motivo del fracaso de esas acciones fue el olvidar que todos los procesos de organización son interdependientes y, por ende que la comunicación y la interacción de estos se vuelven más importantes que cualquier de ellos aisladamente. En suma, las organizaciones son complejas, la vida es compleja. Snowden hizo una interesante distinción entre lo que es meramente complicado y lo que es verdaderamente complejo. “Un avión es complicado”, dijo. “Cuando alguna cosa es complicada es porque tiene diferentes partes e interacciones. Sin embargo, pueden llegarse a conocer, entender y gerenciar todas esas partes e interacciones. Pero cuando alguna cosa es verdaderamente compleja,  es porque posee tantas variables que es realmente imposible conocerla, entenderla o gerenciarla”.

Las organizaciones son una intersección de sistemas de ingeniería, complicados, con sistemas humanos que son orgánicos, auto-organizados y complejos. Por eso, la aplicación del pensamiento lineal puede incluso resolver algunos procesos tales como producción y logística, pero sólo el pensamiento sistémico, o sea, aquel que ve el todo, es el que ayudará al entendimiento de las dinámicas de las relaciones laborales y sus variables múltiples e interdependientes, incluyéndose allí el complejo universo de los sentimientos, de la mente y de la inteligencia humana (ALLEE, V. The future of knowledge: increasing prosperity through value networks. Burlington-MA: Butterworth Heinemann, EUA, 2003). Seguramente, usted  ya ha oído historias de hijos de empresarios que recorren todos los departamentos o procesos de la empresa para tener una idea del todo, y consecuentemente, aprender con eso. Sin duda, esto es válido, pero una persona sola dentro de todo el contexto de la organización no consigue hacer la integración de todos los sectores de la misma.

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Es necesario crear un espacio y un tiempo para que tanto los empresarios como sus colaboradores puedan conocer el  funcionamiento de ese ser vivo (la empresa en la que trabajan), en toda su complejidad de relaciones. Necesitan estudiar tanto su ambiente interno como el externo (competencia, distribuidores, clientes, órganos de regulación, etc.). Así, todos tendrían una visión del contexto en el que la organización está inserta y surgirían ideas para que se encontrase su verdadera ventaja competitiva, aquello que haga la diferencia.

He observado que la mayoría de los comerciantes y empresarios de nuestro sector está en duda en cuanto al futuro de su negocio. Hay un cierto recelo en crecer y crear dificultades incluso mayores en el gerenciamiento de sus empresas. Esto parece un contra sentido, ya que la tendencia natural de cualquier organización es evolucionar, progresar. ¿Por qué entonces surge esa duda? En realidad, esos empresarios todavía no consiguieron  cambiar su forma de pensar. Continúan con aquel pensamiento lineal, enraizado en creencias y culturas, y concluyen que, cuanto mayor sea su organización, mayores también serán los problemas que deberán enfrentar.

De hecho, promover ese cambio de paradigma no es tarea fácil, pero no existe otro camino.  Aprender a trabajar con la complejidad requiere mucho más que cambiar simplemente la forma  de hacer las cosas. Exige un cambio mucho más profundo, el cambio en su manera de pensar.  Observar la organización como un organismo, un ser vivo, que interactúa todo el tiempo con sus ambientes internos y externos es el gran desafío del nuevo gestor. El gestor de lo complicado y de lo complejo.

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