Rumbo a la sustentabilidad
Rumbo a la sustentabilidad
Muchas veces, pequeñas acciones como la reducción de gastos en la energía, desperdicio de material o en el uso del agua, apelan a toda la organización a lograr un cambio de mentalidad.
Cuando se escucha hablar de sustentabilidad, mucha gente piensa inmediatamente en el medio ambiente. No es del todo un equívoco, sin embargo, el término sustentabilidad o desarrollo sustentable comprende muchas otras cosas y no, sólo, acciones ligadas al medio ambiente.
El desarrollo sustentable está muy conectado a los sistemas sociales. Por eso, las empresas que desarrollan programas en esta área se ocupan tanto de la ecología como de la sociedad.
La revolución industrial logró que los aspectos económicos adquirieran un poder importantísimo. La economía se volvió el centro del mundo, y dejó la naturaleza y la sociedad en un segundo plano. Se creía que el crecimiento económico resolvería todos los problemas de la sociedad, incluso la injusticia social. Con el pasar de los años, se confirmó que ese modelo industrial no había resuelto el tema de la pobreza y encima había contribuido significativamente al deterioro de la naturaleza y de la sociedad. La conclusión fue que a pesar de los enormes avances tecnológicos obtenidos, ese modelo era y sigue siendo totalmente insostenible.
El desequilibrio ecológico y social quedó en evidencia. Problemas como el calentamiento global, escasez de agua y la contaminación, sumados al crecimiento del stress social y la desconfianza, la ansiedad, el miedo, la rabia y la violencia, llegaron a un nivel insoportable.
Afortunadamente, la gente y las organizaciones comenzaron a sentir la necesidad de interferir en esos desequilibrios. Hoy tenemos varios ejemplos de empresas que cambiaron totalmente su modelo de producción y descubrieron que el desarrollo sustentable, además de cuidar la salud del ambiente y de los individuos, también es un excelente negocio. Muchas empresas transformaron su core business de manera radical (negocio y misión principal).
Algunos estudios comprueban que son pocas las personas que se sienten más seguras y felices con el incremento del Producto Bruto Interno (PBI). Y más aún, que los seres humanos, después de haber atendido a sus necesidades básicas, no relacionan la sensación de bienestar con el aumento del confort material.
En ese sentido, creo que es necesario cambiar la forma de pensar en relación a nuestro trabajo y a nuestra calidad de vida. Hay una fuerte tendencia a declararnos impotentes en relación a problemas tan complejos como los que nos afligen actualmente. Sin embargo, existen varias acciones para alinear a las empresas con el desarrollo sustentable. Muchas veces, pequeñas acciones como la reducción de gastos en la energía, desperdicio de material o en el uso del agua, apelan a toda la organización a lograr un cambio de mentalidad. Las experiencias de algunas empresas confirman que los empleados sienten mucho placer al participar de iniciativas como esas. Empiezan a notar que pueden hacer la diferencia y salen del estado de conformismo con rumbo a una nueva fase, en la que adquieren más motivación para el trabajo.
Conclusión: a diferencia del pasado, cuando tanto el ambiente como la sociedad eran sumisos a la economía (Figura 1), surge un nuevo tiempo, en el cual el sistema económico está dentro de un gran sistema social, y el ambiente vuelve a tener su debida importancia, al involucrar tanto a la sociedad como a la economía (Figura 2). Este es el verdadero mundo real, el que nos hace caminar rumbo a la sustentabilidad.