instrumentos musicales

SUPERFLY500. Potente amplificador 250+250 W de ASHDOWN.

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Ignacio Martín Sequeros

ASHDOWN LABS ha lanzado a nuestras tiendas un potentísimo amplificador, especialmente adecuado para sonorizar nuestro bajo/contrabajo sobre un escenario o en un estudio, pero sin ocupar un tradicional gran espacio, a pesar de la eficacia y la fuerza de su majestuoso y brillante sonido. 

Un instrumento “con-trabajo”
Muchas veces sentimos un cierto “castigo” al no tocar, dentro de la orquesta, instrumentos como la flauta o la trompeta, que parecen no necesitar tanta puesta en escena como requiere nuestro bajo/contrabajo. Además de ser “una guitarra con cuerdas más largas” con respecto a una de las “normales”, también a la hora de amplificarla, sus frecuencias más graves requieren más potencia y volumen físico en los correspondientes altavoces.

Generalmente, hemos usado junto a nuestro bajo/contrabajo amplificadores con una potencia no menor de 120 o de 200 vatios; pero, sobre todo, con altavoces casi siempre encerrados en cabinas demasiado grandes y pesadas para poder ser cómodamente transportadas, por lo que casi siempre hemos tenido que solicitar la ayuda de, al menos, otra persona más para moverlas.

Hoy sobre los escenarios resulta bastante absurdo montar “nuestro monitor de contrabajo” usando unos potentísimos altavoces y que estén “zumbando a nuestros oídos” por detrás hasta dejarnos sordos, con tal de que se nos oigan en la sala más allá de la 2ª fila.

Es a mi juicio mucho más práctico, eso sí, tener lo que nos parezca la suficiente potencia sobre el escenario como para que siempre podamos escuchar claramente lo que en cada momento ejecutamos sobre nuestro instrumento musical, pero sin dañar irreparablemente nuestro sentido auditivo. A la hora de amplificarlo hacia el resto del público y fuera del escenario, sin duda, lo mejor será enviar una señal lo más limpia posible desde nuestro particular pre-amplificador, dirigido hacia la mesa general de mezclas de esa sala, donde un técnico inteligente, y en otra situación estratégica entre los espectadores, encajará nuestro sonido, debidamente ajustado entre los demás ejecutantes musicales. Nuestro amplificador sobre el escenario debería ser pues sólo un “excelente MONITOR”, para que lo usemos con “exclusividad”, y donde sólo suene nuestro contrabajo.

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En dos partes separadas
Una de las mejores e inteligentes soluciones que ha desarrollado ASHDOWN, y que aquí nos propone, es separar por una parte el amplificador con su buen diseñado previo, que contiene sus entradas, salidas, opciones de control y envíos correspondientes, es decir, un “cabezal”; el cual, mediante uno o dos cables, se unirá a la o las dos cabinas, pantallas o bafles, los cuales contienen los correspondientes altavoces.

Pruebo hoy aquí, por una parte, un cabezal amplificador que ASHDOWN denomina “SUPERFLY500” (vendido por 795 €) y el complementario bafle o pantalla “ABM210T COMPACT 300 W” (por 450 €). Ambas piezas trabajando juntas, unidas por un simple cable, y ya están en el mercado como una excelente opción.

Prestaciones del cabezal SUPERFLY500
Con apenas 5 Kg, reúne sin duda unas muy buenas especificaciones e, incluso, de una manera holgada, a pesar de su pequeña apariencia.

Casi nunca los necesitaremos usar “a tope” sus 250+250 = 500 vatios entregados, ni aunque tuviéramos que ejecutar la música más escandalosa. El sonido que proporciona, hasta en unas condiciones extremas, es claro pero “con cuerpo”, como a muchos bajistas nos gusta. Aún así, igualmente podremos matizarlo a voluntad mediante su ecualizador y programas instalados, dependiendo por supuesto de los temas musicales que pretendamos ofrecer en cada momento.

Contiene un muy eficaz ecualizador a siete bandas que proporciona ampliamente una buena definición de agudos, lo que también es importante al sonorizar el contrabajo, cosa muy comprensible puesto que, en cada nota, además de su tono fundamental, lleva agregados muchos armónicos que identifican su sonido general y particular en cada instrumento.

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Precisamente son los sonidos más agudos los que permiten una mayor identificación. También están muy presentes cuando intercalamos desde nuestra guitarra-bajo hacia el amplificador un efecto de sonido extra. Y por supuesto, nunca habrá que descuidar la calidad en el resto de frecuencias entregadas, asimismo las más graves, donde generalmente está la tesitura de nuestro instrumento que trabaja en clave de FA.

También este cabezal contiene el almacenamiento de hasta 100 “preset” o programas diferentes, que podremos usar con ajustes ya convenidos, o diferenciados para cada tema musical que interpretemos con nuestro instrumento. Diez de estos “preset” ya vienen ajustados desde fábrica y los 90 restantes podremos reajustarlos a nuestro gusto y conveniencia.

También estos ajustes pueden realizarse vía MIDI, ya que lleva una conexión prevista para ello y, en cuyo caso, se pueden alcanzar hasta los 30 “presets” predefinidos desde su fabricación.

Posee una conexión USB que facilita su control a través de sistemas informáticos. Cuenta con conexiones de envío y retorno para la perfecta sincronía con unidades de efecto externas. Gracias a todo esto, el control sobre nuestro sonido es poderoso, manejando cada detalle antes de hacer llegar el sonido a los altavoces.

Este ecualizador responde a frecuencias que van de los 20 Hz a los 20 kHz y en +0/-0,5 dB y con una relación de señal/ruido mayor de 95 dB para un rango de 22 Hz a 22 kHz, es decir, algo de una calidad extrema que nuestros oídos puedan ser capaces de percibir.

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Está encerrado en una caja llamativamente transportable, pues trae hasta un asa fuerte al frente, así como una bolsa de tela oscura para trasladarlo de manera cómoda. Sus controles e “Input” (entrada por la que conectaremos el cable que llega desde la guitarra), están situados al frente. Es muy sencillo e intuitivo de manejar, con un ajuste de impedancias a la entrada, mediante un potenciómetro y un medidor volumétrico visual muy eficaces.

El ecualizador aparece con sus siete vías contiguas, pero separadas, luminosamente controladas de forma individual, clara y bajo cada una de sus siete “barras”. Para cada una, un par de pulsadores, permiten alterar en más o en menos dicha ecualización individual y en todas sus frecuencias, que trabajan en los entornos a: 50, 100, 230, 500, 1.000, 2.000 o 5.000 Hz.

Más a la derecha contiene un eficaz compresor ajustable, así como los controles para poder editar sus 100 programas previstos, visualizando también de forma luminosa la señal final de salida de audio y que aún podemos reajustar con otro potenciómetro, para evitar saturaciones.

El resto de las conexiones están en la parte trasera, con una salida XLR balanceada (del tipo profesional CANON) para, por ejemplo, una mesa de mezclas. También presenta un conmutador POST/PRE para enviar la señal, procesada o no, a través del previo a esa salida. Pero, además, tiene aparte otra salida de audio convencional, así como hembras de jack de

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