Una receta para crecer

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Una receta para crecer
Distribuidora argentina se ajusta a la nueva realidad comercial manteniendo stocks y evitando deudas

En 1975 Calos Alberto Campos trabajaba en un estudio jurídico. Tenía diez empleados a su cargo, era un manojo de nervios y recibía un sueldo ridículo. Hasta que un día decidió virar el timón y comenzar a recorrer los locales de música de Buenos Aires, vendiendo las guitarras criollas que hacían en la pequeña fábrica de su suegro. Poco tiempo después surgió la necesidad de instalar su primer local y así nació Aleymar. Hoy en día la empresa es la más pequeña de las grandes –o la más grande de las pequeñas- entre las distribuidoras de instrumentos musicales y accesorios. Música & Mercado entrevistó a Carlos Alberto, Presidente de Aleymar, y a su hijo Marcelo, Director, empresarios que demuestran que una empresa familiar puede posicionarse en el mercado. Pero, además, demuestran que es posible llevarse bien con la competencia, y que ciertos conceptos como el juego limpio y el valor de la palabra no son anacronismos perdidos en el tiempo.

    Los problemas de Argentina en relación a la producción nacional quedan claros en las palabras de Campos: “En este momento casi todo viene de China, lo nacional es –lamentablemente- cada vez menos. Pero todavía quedan algunos rubros en los que los productos nacionales siguen siendo la mejor opción en la relación precio/calidad, especialmente en algunos accesorios y es notable en las cuerdas para guitarra”, afirma.

Trabajar con importados genera los típicos problemas de cambio, sobre todo en una economía en donde el dólar nunca permanece estable. La cotización de la moneda estadounidense en la Argentina llegó, a mediados de febrero, a tener su mayor cotización en los últimos 6 años. “Si el precio del dólar varía significativamente, intentamos ‘dosificar’ el ajuste escalonadamente. Pero si no es una variación significativa preferimos absorberla para darle una estabilidad a la lista de precios”, afirma Marcelo Campos.

Trabajando con equilibrio, la distribuidora Aleymar logró un crecimiento del 50% en sus operaciones el año pasado en comparación con el 2007. La crisis del 2001 fue uno de los factores externos que contribuyeron a este resultado. “La crisis del 2001 fue fundamental para nosotros. Ante el caos de ese momento, en el que muchos dejaron de vender por miedo, nosotros tomamos la decisión de doblar la apuesta y seguir vendiendo. Eso nos permitió dar un salto cuantitativo muy importante en cuanto a nuestra clientela y nos permitió afirmarnos en nuestra posición”, explica Carlos Alberto.

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La competencia es fuerte en el rubro de distribución en Argentina. Los Campos conocen muy bien a sus competidores pero intentan trabajar con sus propios números. “La competencia es muy fuerte. Pero nosotros decidimos no perder tiempo ni esfuerzo para ver a qué precio venden los demás. Salvo que en algún artículo en particular, con diferencia de precio exagerada, entonces ponemos la atención, a ver si estamos comprando mal”, afirma Carlos Alberto.

Aleymar colabora con la competencia porque sabe que también pueden sacar sus ventajas. “En algunos casos nosotros tenemos presencia en lugares (especialmente del interior) en el que ellos no están posicionados. Pero, a ellos, les interesaría tener presencia en esa plaza con algún producto específico, por ejemplo, cuerdas. Pero armar toda una estructura les resultaría mucho más caro. Entonces ellos llegan a ésa plaza ‘a través’ de nosotros. Nos hacen un precio especial a nosotros y a su vez ellos pueden tener presencia en ese punto con su producto. Nos conviene a todos. También nos juntamos para hacer importaciones conjuntas y así conseguimos mejores precios para todos”, dice Carlos Alberto.

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