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La nueva venta al por menor y la importancia de la relación con el consumidor

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*Por Marck Krauze es socio-fundador y ejecutivo responsable por el área comercial de ezmall, app de mobile commerce y medios segmentados de Five and a Half tecnología de la información.

Cuando pensamos en la venta minorista, colocándonos en el papel de consumidores, ¿cuáles son nuestras mayores expectativas en relación a las marcas y sus productos? Vea aquí varios datos para tener en cuenta y aplicar en su negocio.

Si relacionamos la pregunta anterior con nuestro pensamiento, sin la pretensión de establecer un orden de importancia, tendremos, entre otros puntos: precio justo, calidad, variedad, diseño, atención, garantía, seguridad, oferta, marca, nivel de servicio, facilidad/conveniencia, status y experiencia diferenciada.

Sucede que la mayoría de esas expectativas, se volvió imprescindible y no son vistas como diferenciales, pero sí, lo “mínimo” para que una marca/tienda consiga establecerse de forma relativamente competente. Ahora, si organizamos las expectativas de otra forma, podremos observar a la venta al por menor con sus marcas y tiendas actuando en niveles diferentes. Todos presentan, venden y cobran por productos, pero la forma en la cual cada uno lo hace, la manera cómo cada uno se relaciona con sus consumidores, es diferente:

1- Volumen

– Precio justo
– Variedad
– Garantía
– Oferta
– Facilidad/Conveniencia
– Seguridad
(Por ejemplo, tiendas de 1,99, tiendas populares, autoservicio, etc.)

2- Diferenciado

– Calidad superior
– Nivel de servicio
– Atención
(Por ejemplo, tiendas de shopping, marcas en crecimiento de diversos sectores como instrumentos musicales, moda, calzados, regalos, etc.)

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3- Exclusivo

– Diseño
– Marca
– Status
– Experiencia diferenciada
(Por ejemplo, Fender, Gibson, Salvatore Ferragamo, Apple, etc.)

Crear nivel y status diferenciado

Las marcas fuertes, reconocidas por el público más exigente, que son aclamadas e inspiran deseo, lógicamente son las que satisfacen todas las expectativas listadas arriba de forma absolutamente competente y siempre procuran agregar algo que haga que se destaquen, que las diferencien aún más de las otras.

No por casualidad, esas marcas son las que más invierten en investigación, diseño, calidad, desarrollo y presentación de sus productos en tiendas cada vez más inteligentes y sofisticadas.
El resultado de todo ese trabajo es el status realmente diferenciado obtenido ante los consumidores. La marca en sí, muchas veces más que sus proprios productos, se vuelve objeto de deseo.

Es simple, pregunte a un guitarrista cuál es su modelo preferido y él citará Gibson, Fender y unas dos o tres marcas más, o sea, la imagen de lo ideal, del instrumento perfecto no está vinculada exclusivamente al producto, sino a la experiencia con la marca. Estar, ver y ser visto con una de esas guitarras coloca al músico en un nivel diferenciado. Vean, no estamos hablando de talento, sino del status que esos instrumentos donan a sus usuarios. Es como tener una experiencia glamorosa, forma parte del proceso de realización personal. Es casi un ritual, y marca toda la diferencia.

Pero el hecho es que, incluso entre las marcas que ya llegaran a ese nivel ante los consumidores, la competencia es cada vez más feroz y así como todas las otras, es necesario movilizarse, por eso, es fundamental que exista una búsqueda constante por algo que haga que al consumidor optar por ella en su primer elección o continuar fiel en una próxima compra y eso, sucede en todos los niveles de la venta al por menor.

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Establecer conexiones con el cliente

Es aquí donde comenzamos a entender la importancia de establecer una relación más duradera con el consumidor, una conexión más profunda, siempre intentando hacerlo notar que su marca hace más por él. Se trata de una tendencia clara, desde que el consumidor descubrió el poder y la importancia que tiene para la supervivencia de las marcas, él no se contenta más sólo con el mejor producto. Él está siempre en búsqueda de algo más, algo que lo convenza, que lo haga sentirse especial, por lo tanto, estar conectado con ese consumidor es vital por innumerables razones, no sólo para garantizar un buen nivel de ventas como podría pensarse en un análisis superficial, va mucho más allá de eso.

Una marca que sepa relacionarse bien con sus clientes, que sepa como seducirlos, recibirá a cambio cosas infinitamente más valiosas, tales como opiniones directas y sinceras, nuevos puntos de vista, la “visión de la calle”, el entendimiento de que es lo que la marca está pudiendo expresar para su público, fidelidad, nuevos seguidores, entre otros puntos.

Hablando con ejemplos prácticos, ¿imagine lo que significa para un aficionado por instrumentos musicales poder conocer y probar una nueva línea o incluso opinar en el desarrollo de nuevos productos? Claramente, se sentiría importante, valorizado y reconocido como un cliente preferencial y privilegiado.

¿El resultado de esto? Fidelidad, adoración, divulgación en las redes sociales, boca a boca, más imagen positiva para la marca y, por supuesto, más ventas. ¿Y si en vez de ofrecer un descuento diéramos un regalo? Algunas marcas mantienen sus tiendas siempre en movimiento creando situaciones que atraigan y llamen a sus mejores clientes todo el tiempo. Muchas veces, lo único que ofrecen es un pequeño regalo, nada que tenga un valor alto, sino que demuestre las buena voluntad de la tienda/marca en agradarlos. O entonces, trabajan de forma competente una regla de relación cultivando el contacto en ocasiones especiales para sus clientes.

Como resultado, los consumidores no se sienten presionados a ir a la tienda para comprar, no tienen la percepción de estar siendo abordados para generar facturación, sino por ser reconocidos como clientes especiales, con un status diferenciado, van e invariablemente acaban aprovechando la visita y comprando algo, y eso sirve para todos los sectores de la venta minorista, desde la música a la moda y electrónicos. Podría citar innumerables ejemplos en los más variados segmentos, pero el hecho es que cada marca debe entender cuál es el nivel de relación que está apta para trabar con sus consumidores y tener la consciencia de que cuanto más profundo ella fuera, mejores serán los resultados.

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